"-Me sujetaste con firmeza y me levantaste. Casi me abrazaste. En ese momento lo tuviste muy fáci.l Era cuestión de centímetros. Pero cuando recobré el equilibrio, apartaste las manos. Sin vacilar. Sin entretenerte. Sin hacer nada que yo pudiera tomarme a mal.
Fue a volver la cara hacia mí, pero rectificó y dirigió la vista abajo.
-Es curioso -dijo-. Hay un montón de hombres que no se proponen otra cosa que tumbarme. Y solo hay uno que intenta lo contrario. Asegurarse de que tengo los pies firmes en el suelo para que no me caiga."
-Patrick Rothfuss
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